Ni gracias ni no

Próximo a la luz lunar

A simple vista, parece un fanzine negro. El primer tacto, no obstante, lo revela ligeramente más duro. No llega a ser un libro. Es más una pieza folletinesca, a medio camino entre la libreta de notas y el pliego facsimilar.

En la portada se observa la imagen de una planilla de control de entrada y salida con los campos sin rellenar. Hacia las primeras páginas, se halla la foto carnet de un joven con barba y cejas picudas. La imagen reenvía al estereotipo aprendido del terrorista. Las huellas de un sello y el cacho de una firma hacia un costado del retrato confirman el paso del documento por instancias burocráticas.

En una primera expedición, salta un puñado de imágenes nocturnas (fechas borroneadas sobre lomos de carpetas; observaciones escritas en trozos de papel; superficies descascaradas). ¿Qué es esto? ¿Una garita? ¿Un recorrido accidental? ¿Las fotos de un celular? Hay una operación lúdica en el fotolibro, afín al acertijo y el rompecabezas, en el que una colección de fotografías echadas sobre los folios de una manera particular (muchas veces sin más texto que el título) insinúa y propone historias y direcciones que obligan al lector a convertirse en detective. Sospecho que por tal razón salto a la página donde figuran los créditos: “Diego Hómez (Venezuela, 1987) es fotógrafo y abogado. Vive en Buenos Aires desde 2012. PLAYA es su primer trabajo fotográfico (y de los otros) en Argentina”.

“Playa” es la palabra elegida en estos pagos para nombrar los estacionamientos. Agradezco las primeras pistas y comienzo a entender la publicación como un diario de rutina laboral.

Todo el sentido de la publicación está contraído en aquel laconismo entre paréntesis: “(y de los otros)”. Dicha brevedad alude tanto a labores inherentes al llamado sistema, como al nuevo fenómeno migratorio venezolano en Argentina. Según cifras de la Dirección Nacional de Migraciones, Argentina figura hoy en América Latina, después de Colombia, como el país que recibe más inmigrantes venezolanos. En 2007, éramos 1.500. Diez años después, sumamos más de 26 mil. Hoy, promediamos de 7 a 10 personas por día iniciando sus trámites en las oficinas de Retiro.

Playa es un testimonio primario: menos como un registro, que como un documento que registra la fisicidad del mundo (los bordes de una caja registradora; la forma de las masas dulces del desayuno). Dicen que la cosa ausente se vuelve concreta cuando no la vemos.

Pienso en la levedad, la primera de las seis propuestas que Calvino introduce como marcas a tener en cuenta para armar un relato posible de estos tiempos. Pienso en la imagen que el autor italiano eligió para representarla: el salto ágil de un poeta que se alza sobre la pesadez del mundo. El trabajo de Diego completa aquella consideración. En sus fotografías brilla (también por su ausencia) aquel aligeramiento al que aspiraba Calvino: una suerte de poética de lo invisible que sustrae del lenguaje su peso y registra un tejido leve, próximo a la luz lunar, que se mece y flota sobre el mundo y sus cosas.

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